Semiótica

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lunes, 22 de septiembre de 2014

Un análisis al análisis semiótico: la semiótica en la narrativa y el discurso

REFLEXIONES, APORTES Y COMENTARIOS
En el mundo de los signos vemos cómo la semiótica no se limita exclusivamente al acto comunicativo como tal, sino que busca además de transmitir un mensaje, una intención significativa. De esta manera asumimos que la comunicación es uno de los tantos rasgos que componen al vasto complejo semiótico al que, sin lugar a dudas, no se le puede dejar por fuera al momento de realizar un riguroso análisis de lo que nos depara en la realidad lingüística.

Un análisis semiótico, desde nuestra perspectiva, permite la puesta en marcha de un proceso de interpretación de todo lo que nos llega a través de la comunicación desde sus diferentes formas. Una vez captado el mensaje, el receptor podría apreciar una intención directa o un sinnúmero de ambigüedades del producto de ese acto, entonces es aquí donde hablamos de perspectivas hacia el signo.


La razón de la semiótica para estos casos es llevarnos a descubrir diferentes campos del lenguaje para darle sentido a las cosas y esto se logra aplicando los niveles de análisis.   

No cualquiera puede ser un escritor, pero un escritor puede venir de cualquier parte. No es difícil concebir el hecho de que existen mundos plasmados en libros imaginados por mentes que no tienen que ser las más brillantes. Existen letras que son capaces de transportarnos de un lugar a otro en un santiamén, capaces de hacernos sentir, amor, dolor, felicidad y hasta agonía. Hay autores que llegan a ponernos en la misma brecha por la que transitaron para poder hacer un escrito, llámese cuento, novela, crónica, etc.

En algunos casos vamos paralelamente al leer, por la ya mencionada brecha; en otros, cruzamos de un lado a otro como atravesar una calle, y en otros ni siquiera vemos tal sendero y terminamos sin entender la postura del autor, pero concluimos en algunas ocasiones con una sonrisa por terminar de haber leído algo.

Aun así, existen pautas planteadas desde la semiótica que nos ayudan a comprender el trasfondo de un texto narrativo. Estas pautas a primera impresión pueden parecer  tediosas y difíciles pero después de práctica pueden abrir nuevos horizontes de significación. Por ejemplo, para el relato de la cenicienta podemos encontrar en primer lugar el análisis de la secuencia inicial y final, teniendo en cuenta los aspectos relevantes que conllevan al avance de los hechos. Es decir, aquellas “realidades” que imagina el autor para poder darle movimiento o impulso a un relato cualquiera. Por ejemplo, una personaje malvado, una situación por resolver, etc.

En segundo lugar, está el ordenamiento sintáctico que no es más que esa secuencia significativa de los hechos en un relato. Siguiendo con el anterior, sería la vida de esta plebeya, su sueño de ir a palacio, la pérdida de una zapatilla, el anhelo del rey porque su hijo se case, etc. En tercer lugar vendrían los puntos clave del análisis sintáctico que dependen del tipo de relato al que se va a aplicar. En este caso encontramos la aparición de una mediación que es el querer por parte de cenicienta, casarse con el príncipe. Esta mediación está comprendida por una conjunción espacial que es ese contexto donde se desarrollan los hechos y una conjunción amorosa comprendida por ese sentimiento de amor que se respira en cada letra o escena.

Y para finalizar vendría a ser la boda entre el príncipe y cenicienta, donde podría plantearse que la segunda pasaría de un estado a otro para mejorar su condición amorosa y económica.


En fin, podría continuarse este análisis desde lo semiótico y no bastarían dos o tres cuartillas para hacerlo. Lo relevante entonces es saber que se puede acercar a elementos pertinentes para entender verdaderamente un relato.

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