Semiótica

Semiótica

jueves, 4 de septiembre de 2014

Umbrales de la semiótica


Umbral inferior de la semiótica
Una investigación sobre este primer «umbral» semiótico ha de servir, por lo tanto, más que para caracterizar a la semiótica desde dentro, para circunscribirla desde el exterior. Y a la vez le ha de suministrar los instrumentos que, una vez precisadas las correspondientes diferencias, han de servir para definirla en su propia naturaleza específica.



Por otra parte, decir que la semiótica comienza donde se perfila aquella entidad oscura que es el «sentido» no ha de inducir a confundirla con la semántica, que tradicionalmente se ocupa (o finge ocuparse) del «sentido» o del «significado». La semiótica debe abarcar también aquellos procesos que, sin incluir directamente el significado, permiten su circulación.



Digamos, pues, en una primera aproximación, que la semiótica estudia todos los procesos culturales (es decir, aquellos en los que entran en juego agentes humanos que se ponen en contacto sirviéndose de convenciones sociales) como procesos de comunicación. Téngase en cuenta que esta definición excluye por ahora dos formulaciones que pudieran dar lugar a equívocos. La primera es «sistema de signos» y la segunda, «sistema de comunicación». En realidad no sabemos aún si en los procesos de comunicación intervienen solamente los «signos» o éstos se basan en «sistemas». Y el propio concepto de «comunicación» no está claro todavía. Si el umbral inferior de la semiótica estaba representado por el linde entre señales y signos, el umbral superior está representado por el linde entre aquellos fenómenos culturales que sin lugar a dudas son «signos» (por ejemplo, las palabras) y aquellos fenómenos culturales que parecen tener otras funciones no comunicativas (por ejemplo, un automóvil sirve para transportar y no para comunicar). Si no resolvemos ante todo el problema de este umbral superior ni siquiera podemos aceptar la definición de la semiótica como disciplina que estudia todos los fenómenos culturales como procesos de comunicación. 



Umbral superior de la semiótica

Si aceptamos el término «cultura» en un sentido antropológico correcto, inmediatamente se perfilan dos fenómenos culturales a los que no puede negárseles la característica de ser fenómenos comunicativos: a) la fabricación y el empleo de objetos de uso; b) el intercambio parental como núcleo primario de relación social institucionalizada.


No hemos escogido casualmente estos dos fenómenos: son fenómenos constitutivos de toda cultura, junto con el nacimiento del lenguaje articulado, y los hemos individualizado al ser objeto de diversos estudios semio-antropológicos, para demostrar que toda cultura es comunicación y que existe humanidad y sociabilidad solamente cuando hay relaciones comunicativas. 


Este tipo de investigación se puede articular por medio de dos hipótesis, una más radical —una especie de exigencia «no negociable» de la semiótica— y la otra aparentemente más moderada. Las dos hipótesis son: a) toda cultura se ha de estudiar como un fenómeno de comunicación; b) todos los aspectos de una cultura pueden ser estudiados como contenidos de la comunicación.



























Fuente:
La estructura ausente, Umberto Eco, 1986, Editorial Lumen.


REFLEXIONES, APORTES Y COMENTARIOS
Imaginemos por un momento la transición por la que ha pasado el mundo de los signos para llegar a ser lo que es hoy. A donde quiera que vayamos tenemos no uno, sino billones y billones de signos por interpretar. Vamos por un momento al centro de nuestra ciudad, especialmente por los lugares para hacer compras y ya estamos viendo marcas, precios, luces, colores, etc. Llegamos a la casa de nuestro amigo y casi inmediatamente hacemos una rápida inspección de lo que hay o lo que no hay y sacamos nuestras conclusiones hasta inconscientemente.
Cada día se están inventando nuevos signos para los idiomas, para dar a conocer algo, para diferenciar esto de aquello, etc. ¿Si en la actualidad estamos saturados de signos hasta el punto de la contaminación, que será de nuestra realidad dentro de diez, veinte o cincuenta años? Por lo menos sabemos que seremos capaces de conocerlos todos gracias a la capacidad de nuestros cerebros. Mucho se ha especulado de cómo será el futuro. Hacemos lo mismo que hacían las personas cincuenta años atrás. Continuamos imaginando carros voladores, cero enfermedades, robots, viajes en el tiempo o al espacio. Un dibujo animado de la cadena fox, Futurama, nos acerca un poco a tal realidad. Hay un capítulo donde se muestra que habrá una tecnología capaz de introducir comerciales en nuestras mentes mientras dormimos, tal vez se salga de contexto, o suene ridículo pero nos muestra la verdad del argumento anteriormente planteado. Habrá tanto que interpretar, tanto que analizar, que terminaremos aumentando tal vez la capacidad de nuestros cerebros para coexistir con tanta información que bombardeara nuestros sentidos.
Es inevitable el crear nuevos signos a diario porque el hecho de que el hombre es capaz de hacer tanto, significa arrojar a la luz nuevas cosas cada día, y esas cosas por regla necesitan un nombre para reconocerlas. Por ejemplo, imaginemos que, hipotéticamente,  un científico cree unos zapatos que con ayuda del magnetismo nos ayude a levitar y transportarnos más rápido; y que quiera nombrarlo fly shoes, ese sería un nuevo signo que se añadiría a un campo semántico para ser usado. Eso mismo ha pasado con muchas cosas.
Inclusive, hay un fenómeno que “colombianamente” y más que todo en la región caribe se conoce como Costeñol, que no es más que un dialecto del español. Este dialecto fue nombrado así por Jorge Elias Lambraño Cury, natural de Corozal, apuntando a nuestra forma de expresarnos tan peculiar. Ahora bien, conocemos muchos significados por ser nuestro idioma materno, pero nosotros cambiamos hasta cierto punto los significantes. Cury afirma que de seguir este fenómeno, en el futuro las personas de otras regiones de nuestro país, tendrán que venir a la costa caribe acompañados de un traductor para poder entendernos.
Se avecina un presente en donde tendremos que acostumbrarnos a nuevos signos, y para ello por ahora vasta esperar a que lleguen para ser aprendidos y asi poder entender cuando nos lleguen ofreciendo los hipotéticos fly shoes.


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