Semiótica

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viernes, 5 de septiembre de 2014

ENSAYO SOBRE LA FUNCIÓN DEL SIGNO

SIGNO, LENGUAJE Y LITERATURA

Enseñar se hace cada vez más complejo; hemos pasado de instruir a los jóvenes con ganas de ser hombres a cazar fieras en los bosques, a intentar transmitir lo más significativo de la basta información que hay actualmente gracias a todos los avances de la ciencia en todos sus ámbitos. También, hemos hecho una gran transición en cuanto a herramientas educativas. Tenemos la capacidad y tecnología suficiente  para hacer frente a las demandas y niveles de preparación que la sociedad actual requiere. En el mismo sentido, podemos hacer hincapié en la herencia cultural de cualquier parte del mundo, recalcando aquello que aprendemos a lo largo de nuestras vidas: los signos. Supuesto esto, sabemos que la lengua se halla inmersa dentro de este sistema en la capacidad que tiene el hombre para comunicarse con los de su misma especie, el lenguaje, por lo cual es de vital importancia enseñársele desde temprana edad.

Ahora bien, ya que el lenguaje implica amplias maneras de comunicación, podemos hacer mención que dentro de este encontramos cantidades de sistemas de signos que utilizamos a la vez y a cada instante.  Tenemos entonces signos del lenguaje, de la escritura, de cortesía, monetarios, del arte, etc., los cuales tenemos que aprenderlos de alguna u otra forma. Los signos están en todas partes, y a cada momento nos transmiten un mensaje. Enseñar entonces lenguaje y literatura implica también la enseñanza de los signos que estos necesitan para ser entendidos.

La importancia del signo para el mundo del lenguaje y la literatura radica en el impregnar mental del mundo que nos rodea. Sería imposible entender lo que está a nuestro alrededor si no existiese la estrecha relación entre el significado y el significante (caras psíquicas del signo). Es necesario entonces tener en cuenta esta poderosa idea para plasmar en los infantes todo aquello que en algún momento van a necesitar; es decir, desde entender qué es un zapato, pasando por reconocer su hogar y todo lo que en él hay, hasta familiarizarse con lo que cuenta una ciudad.

Estamos condicionados a sacar a flote en nuestra mente los significantes de los significados de las cosas que están en derredor nuestro de una forma veloz, y es gracias a la adhesión de miles o tal vez millones de signos que almacenamos. El enseñar lenguaje y literatura no es simplemente aprender a hablar, leer o incluso interpretar, sino también, interiorizar lo palpable, convirtiendo lo material y tangible en información psíquica para luego hacer uso de ello. Es simplemente poder “administrar” lo que vemos, oímos y sentimos de tal manera que podamos encajar en el constante ciclo comunicativo como emisores o receptores de mensajes con carga de significado.

Los signos los podemos encontrar en todas partes y en un sinnúmero de formas. El ser humano los ha desarrollado y hacen parte de nuestra cotidianidad siendo tan profunda nuestra relación con ellos y la interiorización de estos que fácilmente distinguimos en qué campo funcionan o en qué casos se pueden usar sin al menos ponernos a pensar detenidamente en ello. Cada medio cultural nos arroja una baraja de maneras con respecto a estos sistemas de signos, y que muchos tienen en común con otros en el mundo, para que los apliquemos según el medio en el que nos desenvolvemos. Muy bien lo resalta Eco afirmando que: “Así, la cultura puede estudiarse por completo desde un ángulo semiótico y a la vez la semiótica es una disciplina que debe ocuparse de la totalidad de la vida social”.

La lengua es uno de esos sistemas que abarca la interpretación de otros sistemas de signos, por lo cual podemos imaginar la gran función que tiene y cuan abarcable es para la comunicación humana. Señalamos aquí una clave para la importancia teórica que tiene la lengua, y es la de conocer el uso de ésta como mediadora o herramienta para explicar y concebir los fenómenos, procesos, los modos de vida, entre otros aspectos; es decir, la realidad del hombre como tal. Para la educación de este es muy significativo implementar las destrezas en el uso de los signos, pero más importante el uso de la lengua. Y es que a través de la lengua se ejecutan las más prestigiosas y fantásticas obras de las culturas, entre ellas la literatura.

Sin la ayuda de los signos es imposible entender el mundo. Ya sean verbales o no verbales, estos nos ayudan a interpretar y dan directrices al comportamiento humano y sus vivencias. El signo como fenómeno semiótico nos permite determinar la visión de lo que nos rodea, ya que cada cultura tiene una apreciación de su medio. Para la formación integral del hombre, su contexto juega un papel fundamental en la apreciación de los sistemas semióticos. Volviendo a Eco en su planteamiento de la vida social como un sistema de signos plantea que: “Dentro de la cultura cualquier entidad se convierte en un fenómeno semiótico y las leyes de la comunicación son las leyes de la cultura”, evidenciamos entonces el porqué de los rasgos tan distintivos de una sociedad con respecto a otra (en otro ámbito, lo que se conoce como identidad cultural). Un mismo signo puede tener distintas funcionalidades, aun cuando su sustancia es la misma. Esto explica la razón por la cual para unos el blanco representa la paz y/o pureza, mientras que el mismo signo es luto en China.

Por otro lado, podemos señalar que la teoría piagetiana basa su teoría en la idea de que los niños no piensan como los adultos. Ésta describe a las estructuras mentales o "esquemas" de los niños mientras se desarrollan de infantes a adultos. Además concluye que a través de sus interacciones con su ambiente, los niños construyen activamente su propia comprensión del mundo. La teoría de Piaget pretende que el lenguaje de un niño refleje el desarrollo de su pensamiento lógico y sus habilidades de razonamiento en los periodos o etapas concernientes al crecimiento normal de un individuo. Es decir, el ser humano desde temprana edad impregna en su cerebro las asociaciones reales y psíquicas para comprender la esencia de su entorno. Y no sólo basta con dejar al libre albedrío el aprender los cientos de sistemas de signos que existen; sino más bien integrarse a un proceso de enseñanza, la cual es la guía por excelencia que muestra el horizonte hacia donde de alguna manera todos terminamos mirando.

Un mundo sin signos no puede ser concebido de ninguna manera, mucho menos  uno donde no podamos hacer uso de los de la lengua, porque esta es la interpretante de todos los demás sistemas lingüísticos, apoyando entonces la relevancia de su aprendizaje desde las aulas de clase. Es inevitable no tener contacto con ellos y más aún, cuando a través de estos es como adquirimos el conocimiento y la cultura. En fin, precisamos de la enseñanza del universo de los signos y sus funciones para agregar una característica más a los que somos y que nos diferencia de otros seres vivos, para convertirnos sin remedio alguno en un signo como tal.


1 comentario:

  1. Hola chicos, en primer lugar ¡los felicitamos por su blog! es muy interesante y creativo. Su ensayo es innovador y centrado en el tema; a demás reafirma la idea de que nosotros los seres humanos somos también un signo, la cual apoyamos.
    atte: Jinnela Pérez y Cristina Almanza

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